domingo, 10 de enero de 2010

SABADO GATUNO FRUSTRADO

Una breve introducción, para los que no vienen siguiendo la historia: my sister (bichera vieja si las hay) levantó dos gatitos mínimos de la calle, y como ya tiene dos, raudamente me los empomó. Sí señores: empezó con uno solo, casi como dejándome claro que me hacía un favor, y terminé abrochada con los dos. No contenta con eso, se fue de vacaciones, dejándome encargado irlos a buscar a su casa (que no queda acá a la vuelta, convengamos…. sino cerca de Escobar)

Eficiente como soy, en la semana fui al supermercado y compré los platitos para la comida, las piedritas sanitarias y me busqué un veterinario. Ella me dejaba la batea para las piedritas, la medicación para los parásitos, y un poco de comida (“no les vas a dar Whiskas caca eh!!” me aclaró). Las instrucciones de cuidados varios fueron correctamente enviados por mail, dejándome claro que para ella es un peligro que una persona como yo tenga un ser vivo a cargo. No está tan equivocada, debo aclarar.

Ayer a la mañana, me apresté para la expedición: bolso (si me vas a encajar los gatos, mínimo paso el día en tu pileta, ok?), caja para meterlos, papel de diario, trapos. Tenía ya encargado buscar los juegos de playa que ella se había olvidado, para darselos a mi prima que va en camino a la costa, y otros varios mandaditos, porque para eso estamos las hermanas no? Con todo eso chequeado, partí.

Nada es perfecto en la vida, y cuando me estaba subiendo a la Panamericana, recordé a las puteadas que me había olvidado la llave. Difícil entrar así no? Junto con el diploma del curso acelerado de imbecilidad, di la vuelta y volví a casa, con 32° a la sombra y un malhumor considerable.

Llegué finalmente a Plumas Verdes, y me eché cual ballenato en la pileta, MP4 al oído. Los gatitos? Bien gracias… ni noticias. Cuando empezó a caer el sol, acepté que los felinos habían rajado a casas más amigables (preferentemente con mimos), y decidí volverme, cabisbunda y meditabaja, a mi casa.

Para todos aquellos que piensan, que en clara confabulación con mi prima, convertí a los gatitos en canapés para su perro, haciendo que pareciera un accidente, juro que están equivocados… Tenía toda la intención de adoptar al menos uno. El destino no lo quiso así (sabio, sin lugar a dudas)

Hoy, domingo de lluvia, y en este momento solemne estoy viendo como hacer para meterme los platitos y las piedritas sanitarias en el cu….. piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

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