viernes, 29 de julio de 2011

CHANTAJES


En esta entrega, voy a contarles un cuentito digno de debate:

Resulta que Juancito (sorete consumado) logró a través de los años posicionarse más que bien en su rubro y estar a cargo de la comercialización de un producto único en el mercado.

Pepito le compraba regularmente, a pesar del desprecio mutuo que existía, el producto le era necesario. Sin embargo, cuando la empresa de Pepito se fue al tacho, se dio el lujo de dejarle un muerto y no pagar. Las venganzas se comen en plato frío dicen.

Ocurre señores, que acá entra en escena Juanita.

Juanita trabajó durante muchos años para Pepito. Tantos años, que su nombre estaba asociado a esa empresa, por más que fuera una mera empleada. Cuando Pepito se retiró por causas de fuerza mayor, Juanita tomó la posta y se abrió por su cuenta. Una muy buena oportunidad sin dudas.

Sin embargo (siempre hay un “pero”), Juancito (que no es ningún boludo) no estaba dispuesto a absorber el muertito que le había dejado Pepito. Qué mejor idea entonces, que endosárselo a Juanita, que recién arrancaba.

El dilema de Juanita es claro: heredó sin dudas el desprecio a Juancito, detesta soberanamente agachar la cabeza y aceptar el chantaje, pero a la vez necesita lamentablemente el producto que ofrece Juancito. No debería, bajo ningún concepto, tener que hacerse cargo de una deuda que no le corresponde, pero a la vez, negarse a pagarla le implica no poder contar con ese maldito producto que no tiene igual en el mercado. Lindo cuadro, no?

Si Juanita pudiera, agarraría una 45 y la descargaría con satisfacción sobre la cabeza de Juancito. Pero no puede.

Juanita está furiosa señores, y cuando eso ocurre, le cuesta ser inteligente para negociar. Se le nublan los sentidos.

Juanita va a intentar respirar hondo y calmarse durante el fin de semana. Durante su vida, siempre le funcionó el “siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”. Espera con ansias que se siga cumpliendo…

miércoles, 6 de julio de 2011

LEÑA DEL ARBOL CAIDO


Esta frase fue utilizada repetidamente por mi ex jefe, en cuanto notó que sus “pecadillos” le hicieron perder una empresa, y que sus ex empleadas se llevaron los restos suficientes como para armar una nueva.

“C´é la vie”, pensaba yo, agregando por lo bajo un “no creo que dejes de hacer eso que te llevó tras las rejas… todo tiene sus consecuencias”.

Y aquí estamos, meses después de los eventos, intentando superar la burocracia argentina y arrancar como se debe.

Cuatro mujeres (dos socias, dos empleadas), un monoambiente (y bueno, empezamos modestamente, no me mire así). Usted pensará: esto no puede terminar bien. Pero sí, debo decirle que nos llevamos maravillosamente, a pesar de ser diametralmente diferentes.

Volviendo al título del artículo, debo confesar que fue increíble como las aves de rapiña no tardaron un segundo en aparecer, luego de que la historia se hizo pública en el ambiente. Competidores, gente con la que nos hemos sacado los ojos por conseguir o robar clientes, me llamaban o me escribían (todo sonrisas e hipocrecía) para saber que iba a hacer yo con la cartera de clientes. Ja! Se me ríen las medias! Qué les hace pensar que voy a ir justamente a entregárselas a ellos?!?!?! A cambio de que?? Suckers! Olvidenlo! Me di el gusto de decirles secamente “nos vemos en la próxima feria, escritorio frente a escritorio”. A llorar al puerto!

QUE SOMOS? TIBURONESSSSSSSSSS!!!!

FREEDOM!!!!!!!

PD: Sí, ya sé, soy una “pichi” al lado de estas alimañas, pero vamos a intentar que no se den cuenta jeje