Luego de un mes de cambios considerables y contrariedades varias, creo vislumbrar un poco de calma en el horizonte. Fueron días tormentosos que pusieron a prueba mi ya de por sí escasa tolerancia. Paso a relatarles un poco.
La salida estrepitosa del sr. G. de casa hizo que, además de tener que comprar sommier y heladera nuevos, yo decidiera renovar un poco. Eso me llevó no solo a enfrentar algunos gastos extraordinarios, sino también a tener que lidiar con fletes, cambios, mercadería defectuosa, retrasos, excusas, señores arreglatutti, gritos, amenazas, etc.
Sí sí… un curso de manejo de la ira a la derecha por favor.
Justo en medio de esos días de caos y malhumor, mi benemérita vecina de arriba comenzó a hacer uso del aire acondicionado frío-calor, recientemente instalado. Tiene todo el derecho del mundo, por supuesto… pagó por él y no quiere sufrir frío en su propia casa. Sin embargo, su derecho termina donde empieza el mío, y a mí me encanta defender mis derechos.
Ocurre que la señora en cuestión instaló el drenaje solamente para la opción de frío, con lo cual al empezar a utilizar la calefacción, una simpáticamente caudalosa gota comenzó a caer desde el aparato externo a mi patio con cierta regularidad. Confieso que no se trataba de una catarata, pero luego de un rato el charco era evidente, y la fuerza que adquiría a lo largo de los metros de caída, hacía que salpicara también la pared.
Las tratativas comenzaron con un llamado amistoso, seguido de otros algo menos simpáticos, hasta terminar a los gritos desde mi patio hasta su ventana, amenazándola con mediaciones en el CGP.
Convengamos que resulta altamente difícil razonar con una persona mayor. Es una guerra perdida antes de tan siquiera enarbolar un estandarte para la primera batalla.
¿Qué se le contesta a una persona que grita cosas como “¡cuando llueve no te quejás del agua en tu patio!” No hay lugar para el diálogo, a esta señora claramente hay que suicidarla y hacerle un favor al mundo.
Confieso que los años me han dado un poco de aplomo a la hora de dejarme llevar por mis impulsos. Respiré hondo, y barajé mentalmente mis opciones:
1) No voy a ir en cana por esta yegua. Sacrificarla no es una opción
2) Vengarme poniendo un tapón en el agujero por el que cae el agua y que eventualmente se inunde el aparato sonaba tentador. Lamentablemente me pescó justo cuando estaba subida a la escalera considerando la dimensión del hecho, y quedé como el Chavo del 8, claramente en “orsai”.
3) Pedir una mediación en el CGP es un arma de doble filo. Si la vieja se presenta, tengo todas las de ganar. Pero si decide no presentarse (de hecho no es obligación, hay que tener voluntad de buscar una solución), me la termino de poner en contra. Y convengamos que ella es “la de arriba”, puede hacer desastres en mi patio, y ni hablar de la vida de mi gato.
Finalmente, me decidí por una de mis mayores habilidades: QUEMAR CEREBROS, mediante palabras amables y haciendo uso de mis técnicas de persuasión.
Me tomó un tiempito considerable, no lo voy a negar. Confieso que fue un tema de perseverancia y paciencia. Podríamos compararlo con utilizar una cuchara para abrir un agujero en la muralla china. Algo así… Un trabajo titánico, un despliegue de recursos psicológicos sin precedentes. Pero finalmente lo logré
El drenaje está instalado, y no tengo que escuchar la maldita gota pegando contra el patio mientras trato de dormirme. Aleluya!!!
Vieja de mierda de arriba: 0
Nefer: 1
IMPOSSIBLE IS NOTHING
Sepan todos ustedes, que esta pequeña victoria no implica que secretamente yo no desee que salga un día a caminar y le caiga un piano en la cabeza, que se la lleve puesta el 110 o que quede en medio de un tiroteo entre la mafia china y el dueño del supermercado de al lado… las cosas como son.