jueves, 23 de diciembre de 2010

CENA DE AMIGAS


Llegan las fiestas, y con ellas las reuniones y encuentros de rigor.

Ayer mi orden del día incluía ir a comer con un grupo de amigas de años. La vida con el tiempo nos fue llevando por caminos diferentes en cuanto a carreras, ocupaciones y situaciones económicas. Sin embargo, la amistad sigue inalterable, y nuestras reuniones son siempre divertidas a pesar de las diferencias.

Anoche el equipete incluía:
• Cuatro amas de casa en muy buena posición económica, con hijos
• Una profesional exitosa, con buena posición económica y con hijos
• Dos profesionales bastante remadoras
• La debajo firmante

Dos de las mencionadas amas de casa, pasaron (por decision propia y hace años) de ser profesionales exitosas a ser madres y esposas abnegadas.
Una de ellas está viviendo momentaneamente en Arabia, debido a que el marido fue transferido por el banco donde trabaja.

Todo este preámbulo solo intenta darle un marco a la profunda decepción que me produce el hecho de venir notando un progresivo cambio operado en mi gran amiga, que pasó de ser una joven profesional exitosa, a ser una rubia más (dicho por ella en tono jocoso), que no quiere pensar y pasa su tiempo haciendo shopping y gastando fortunas. Dicho marco intenta también hacerles entender que mis comentarios desaprobatorios no contaban con muchas adeptas dentro del grupo. Todos sabemos de todas formas que callarme no es lo mío.

Entiendo (por supuesto) que la decision de ir a Arabia fue hablada y acordada entre su marido y ella y que se trataba claramente de un sacrificio de ambos, en pos de una suma interesante de dinero a lograr en 2 años. Entiendo también que ella pasó a ser exactamente “nadie”, confinada en un “compound” (especie de barrio cerrado) del cual solo puede salir completamente cubierta y acompañada de un hombre. Me queda claro que su día se divide basicamente entre sus hijos, el personal trainer, la espera del regreso a casa del marido y precisamente … las salidas de shopping con otras mujeres en la misma situación.

En Arabia, el sistema de tarjetas de crédito opera de manera tal, que al realizar la mujer una compra, automáticamente se envía un mensaje de texto con el importe al celular del marido. Imaginense el cuadro del señor en cuestión, en plena reunion, haciendo una presentación de power point y viendo como se suceden los numeritos en su tarjeta, empezando a transpirar frío e imaginando serias torturas a infligir sobre su amada con el puntero laser.

No solo eso, sino que también tuve que escuchar como mi querida amiga había estado en una ocasion dudando acerca de la compra de una cartera carísima, y en el proceso de decision había llamado varias veces al marido para consultarle/ quemarle la cabeza durante su jornada laboral. No creo tener que explicarles mi opinion al respecto. Yo claramente me pongo en el lugar de él.

Aparentemente la equivocada soy yo… por poco me empalan con mis comentarios… vaya uno a saber… Será que debería haber nacido hombre?

13 comentarios:

Paul Maril dijo...

Es tiempo de cambiar de amigas. Lo de la tarjeta me pareció innovador y útil.

Briks dijo...

no importa el sexo
lo importante es tener guita




che...tu amiga no te estaba jodiendo?

Nefertiti dijo...

Paul Maril: las amigas de tantos años no se cambian. Se las quiere como son y se las banca a muerte, como corresponde!

Briks: sí, lo importante es la guita, mientras sea mía (es decir generada por mí). La plata da poder. Hay que tener cuidado con cierto prototipo de maridos.
Y no... juro que mi amiga no me estaba jodiendo.

Mona Loca dijo...

Es un tema mudarse a una sociedad como la árabe.
Es una cuestión de adaptación, imagino.
Por otra parte, es cierto que cuando las señoras no tenemos nada uqe hacer, nos ponemos muy rompepelotas, porqeu el cerebro se va atrofiando ( como cualquier músculo uqe no se use) y se pierde el discernimiento sobre qué es importante y qué no.

Fíjese en cualquier señora de country. Muchas eran mujeres normales antes de mudarse a esa vida "de ensueño".
Aunqeu tengo la sospecha de que el gen estaba.

Paul Maril dijo...

Los años de amistad no significan nada, pero nada de nada. Si la gente cambió y no te identificás más con ellos, adiós.

Nefertiti dijo...

Mona: creo (como usted) que el gen tiene que estar latente. No creo poder llegar a adaptarme a una vida así. Me marchitaría sin remedio

Paul Marin: tengo que disentir con usted lamentablemente. En este caso, sigo queriendolas a todas como son. Tenemos vidas diferentes, pero tenemos la capacidad de pasarla bien juntas, parloteando sobre nuestros relatos de vida. Definitivamente es gente con la que siempre voy a poder contar.

Anónimo dijo...

Todo se elige, no soy partidario del sacrificio para fines económicos.

A la larga se descubre que cuando la pareja se va al carajo, la plata no sirve para nada.

El sms me parece una innovación interesante, sobre todo si alguien agarro tu tarjeta y empezó a consumir sin tu consentimiento (entiéndase el robo sin que te percates). Obviamente, esta orientada de manera machista, pero la tecnologia no es mala, su uso lo es.

Lo lindo de tener amigos diferentes es que ves otras maneras de pensar. Obviamente tus inquietudes y deseos son otros. No relaciono esto con un cambio de sexo. Sos una mujer por demás interesante y muchos hombres encontramos un ideal en tu forma de pensar.

Lamento vaticinar mucha tristeza en el largo plazo para tu amiga. La buena noticia, es que probablemente en la distribución de prioridades, la alegria no sea de las preponderantes dentro de lo que busca.

Respecto de molestar al marido en una reunión,
es la otra cara de la jaulita de marfil, él tampoco tiene una vida plena. Recuerdo un amigo que era y es un extraordinario Gerente Regional, sin embargo su pesar era el estado de su esposa que por dejar lo suyo y hacer vida domestica perdió la razón; la felicidad de tus seres queridos siempre aporta a tu propia felicidad.

Nefertiti dijo...

La verdad es que mi amiga es feliz en su elección. Además, queda un año de contrato y se termina el tema. Admiro la forma en la que lo lleva... yo no podría.

Anónimo dijo...

lo que parece una simple tarea de un ama de casa totalmente dedicada a sus hijos, a su marido y a la frivolidad de las compras, justamente de simple no tiene nada, sobre todo para alguien que alguna vez trabajó, y supo tener su dinero e independecia. Es una elección más que difícil y sumamente loable la de seguir a un marido dejando de lado los poyectos personales, aunque sea por un corto lapso de tiempo. Depende mucho de la personalidad de quien debe enfrentar la situación y habla bien de esa persona y de su concepto de familia, más allá de las bromas de cuántas veces llamó a su marido y de cuál era el valor de la cartera. No obstante, inevitablemente, lo digo porque lo viví, para alguien costumbrado a trabajar es sumamente difícil estar todo el día en casa y no hay chance de que eso atrofie un "poquito" los sesos.....pero por suerte, uno vuelve a la normalidad en cuanto las cosas se acomodan nuevamente!

Nefertiti dijo...

Estoy de acuerdo, y admiro la capacidad de adaptación de mi amiga... No deja de chocarme de todas maneras ciertos conceptos y actitudes.

la amiga dijo...

Hola, que tal, soy una de las que no para de remar...jajaja. Te digo que con gusto me tomaria un par de añitos sabáticos en cualquier país musulmán, budista, judío o católico.(judío, no se, me asusta la guerra)
Tengo algo que comentarle a uno de los anónimos. Una vez, la dueña del blog me dijo: ¿que problema de pareja podés tener cuando el otro viene con dos pasajes a la polinesia? Creo que es verdad, hay felicidades que el dinero si puede comprar...
La cartera no me gustó para nada.

Nefertiti dijo...

dinero vs felicidad... la eterna disyuntiva.
Hoy tengo un día de esos en los que aceptaría gustosa un pasaje a la Polinesia de arriba jeje

Anónimo dijo...

Coincido con la Amiga.

Eso es dinero hecho felicidad.