viernes, 30 de marzo de 2012

GERONIMOOOOOO

Hace tan solo unos días, en un rincón del continente negro, una mujer se preparaba psicológicamente para lograr una hazaña sin precedentes. El grupo que la acompañaba la alentaba, soltando comentarios motivadores del tipo: “estás completamente demente”, “tenés serios problemas, sábelo”, “¿si te pasa algo me puedo quedar con esa camperita Marmot?” entre otros.

Pero ella se mostraba tranquila, decidida, imperturbable. No había llegado hasta allí para arrepentirse. Retroceder nunca, rendirse jamás. Ni siquiera la vista de los 216 metros que separaban el puente del arroyito que corría debajo la hizo reconsiderar su decisión. Tampoco el hecho de que la pesaran, y anotaran el número con marcador indeleble en la mano (bien grande, a la vista de todos) la hizo dudar. No señor.

Deseando que al menos la filmación saliera bien (porque seamos sinceros, ella juega para la tribuna, y necesita mostrarlo después), se dirigió con pasos seguros al lugar donde todo comenzaría. Esperó su turno, y sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas se dirigió al borde. Respiró hondo… y se lanzó al vacío.



Sí señores, la loca de la foto soy yo. Hice bungy jumping y logré otro tilde en el “check list” de las cosas que tengo que hacer en mi vida. ¡Nefertiti está feliz!