Hace tiempo que no dedico un post a alguno de mis innumerables TOCS. Bueno… en realidad ahora que lo pienso, hace mucho que no escribo… punto. Así que vamos a sacarle un poco las telarañas a este espacio, y de paso chequeamos si mi creatividad está tan herrumbrada como pienso.
El artículo del día de la fecha está relacionado con mi necesidad de tener el control. Para los que me vienen leyendo con alguna regularidad, no creo que esto les represente sorpresa alguna. Sin embargo, vamos a adentrarnos un poco en el problema, así como para hacer un poco de autoterapia (no sé si les dije alguna vez, estoy en contra de los psicólogos. Yo me pregunto y me contesto sola. Ts!).
El temita se hace notar en varias facetas de mi vida (no pregunte por ahora, no voy a entrar en intimidades hoy). Empecemos con dos ejemplos pseudo-light:
DE VACACIONES: Yo soy la que estudié y trabajo en turismo, por ende, tengo la obligación moral de saber sobre el destino, guiarme en las calles, saber que hay que ver y organizar la estadía. Punto. Se espera eso de mí y más. Por otro lado, muchas veces me defiendo en el idioma local, o al menos hablo bien inglés, con lo cual, es mi deber estar al mando. Nunca… repito… NUNCA pude relajarme y dejarme llevar. No es justo… quiero vacaciones de mis vacaciones.
EN AUTO: Manejo, hace muchos años ya. Soy organizada (que novedad, ¿no?), y además tengo una especie de “Guía T” incorporada en la cabeza. Soy “Pepe el antiguo”, me niego rotundamente a adquirir un GPS, sin embargo, rara vez me pierdo. ¿Cuál es el problema de esto? Simple: las citas.
Ya aprendí a dejar que me pasen a buscar. Numerosas amigas me han insultado de todas las formas posibles por insistir en ir con mi auto y ser tan independiente. Ok, ya entendí, me dejo. Pero soy un copiloto merecedor de un golpe, lo admito. No sé cómo hasta ahora nadie me bajó del auto de prepo. Ocurre que siempre conozco una mejor forma de llegar, o en su defecto empiezo a hacer preguntas del tipo “¿pero por qué agarrás por acá?”. Insufrible, lo sé.
De todas formas, les comento que con regularidad me cruzo con tipos que llegan a casa sin ningún tipo de plan acerca de dónde ir, que hacer y mucho menos, como llegar. Noto también que una vez que descubren que yo siempre tengo un par de recomendaciones, y además me manejo fácilmente por la capital, automáticamente me dejan hacer. Confieso que eso me altera un poco, pero lo disimulo, le pongo garra. Termino decidiendo el lugar e indicando la ruta… harta me tienen.
Entonces, digo yo… ¿la culpa es mía por terminar siempre dirigiendo? Yo creo que en realidad soy una pobre víctima de la gente improvisada. El mundo conspira para que yo no pueda relajarme y dejarme llevar.
¿Vio que simple esto de la autoterapia? Problema resuelto. Una vez más… soy inocente. No soy yo, SOS VOS
Nefertitiland
la vida a los treinta y pico, con escasa tolerancia
viernes, 15 de marzo de 2013
domingo, 9 de diciembre de 2012
DEBACLE
Venía bien, venía entusiasmada con mi vida. Las cosas se
iban encarrilando. La empresa de a poco empezaba a tomar color de negocio, algo
de compañía masculina me ponía de nuevo en carrera y el año deportivo terminaba
con una gran y emotiva zafada de un descenso. Casi perfecto. El stress quedaba
en el pasado… se venían días tranquilos.
Sin embargo, sabemos que la calma precede siempre a la
tempestad… literalmente. Y tempestad fue… Al grito de “va a estar bueno Buenos
Aires”, el jueves por la tarde fui testigo impotente de la caída estrepitosa de
mi pseudo tranquilidad.
Se desataba el diluvio, y la debajo firmante, precavida y
organizada, salió de su oficina para correr el auto de Blanco Encalada. Pero se
ve que mis neuronas rubias no llegaron a gritar en mi cabeza “ándate a tu casa”.
No señor. Workaholic como soy, moví el auto unas cuadras y me volví a trabajar.
¿Qué necesidad digo yo ahora? ¿Por qué carajo no puse primera y salí de
Belgrano? Media hora más tarde, ya no había nada que hacer. Con el agua por la
rodilla, observé paralizada como mi auto se inundaba sin remedio. Al borde de
la crisis de nervios, veía pasar autos navegando por la esquina.
Una vez que bajó el agua, esperé ilusa que llegara la grúa.
Alrededor de las 10 de la noche, viendo que no tenía ningún sentido esperar un
milagro, agotada, empapada, cabisbunda y meditabaja me tomé un taxi a casa. Y
por supuesto, ahí no había luz.
El viernes no fue mejor. La grúa llegó recién a las cuatro
de la tarde, y llegué al taller casi con la cortina bajando en mis narices. Vi
caras de horror al ver bajar mi auto, vomitando agua por todos lados. Un
empleado con aspiraciones de cómico me lanza “te faltan los pececitos”. Lo
fulminé con la mirada. No era momento para probar mi escasa tolerancia. Otro
empleado me comenta: “¿ves ese auto de allá? Está ahí desde la inundación pasada”.
Gracias… no era la clase de información que necesitaba recibir en ese momento.
Evitame tener que lastimarte por pelotudo.
El sábado, la electricidad se negaba a volver a mi vida, con
lo cual el contenido de mi heladera y freezer pasó a mejor vida.
Y no me venga con que “la sacaste barata”, “hay cosas peores”.
Yo quiero mi vida de vuelta.
Y así estamos, empezando a mirar un futuro en bondi por un
tiempo indefinido. No sería tan grave, si no fuera porque una gran cantidad de
mis afectos viven en plumas verdes, ahí nomás… a tres cuadras.
Novedades en su próxima cartelera de cine. Mientras tanto,
les pido encarecidamente que eviten hacerse los graciosos conmigo. No garantizo
que mis respuestas sean políticamente correctas…
martes, 4 de diciembre de 2012
FIFTY SHADES OF GREY
Sí,
confieso… soy una más de las miles de mujeres que andan por la vida
permanentemente alzadas, durante el tiempo que les dura la lectura de este
libro. No puedo negarlo, es adictivo.
Sepan todos ustedes, queridos lectores masculinos, que la mejor manera de graficar esta situación sería mostrando decenas de féminas agazapadas, esperando pacientemente para saltar sobre sus presas.
Humilde consejo: APROVECHEN, es una oferta de tiempo limitado.
Sepan todos ustedes, queridos lectores masculinos, que la mejor manera de graficar esta situación sería mostrando decenas de féminas agazapadas, esperando pacientemente para saltar sobre sus presas.
Humilde consejo: APROVECHEN, es una oferta de tiempo limitado.
Me siento
francamente como una adolescente, leyendo libros de dudosa calidad literaria,
con portadas como estas:
De todas
formas, no puedo parar de leer… así que mejor me relajo y dejo de sentirme
culposa por haber dejado de lado “Guerra y Paz” en la mesita de luz.
La próxima
botella de vino que acompañe una de mis cenas va a ser particularmente
peligrosa… tiembla el celular.
domingo, 25 de noviembre de 2012
SISTERS´ NIGHT OUT
El plan era simple: ir el viernes con mis viejos a ver
actuar a mi sobrinita de 3 años, quedarme a dormir en la casa de mi hermana,
dejar a mis viejos con los niños y salir a la noche con ella. ¡Impecable!
Necesitaba algo de tiempo de calidad con ella, a solas, para contarnos todo lo
que no podemos contarnos siempre rodeados de la familia.
La salida se perfilaba hacia el cine, con el único requisito
de mi parte de no ir a ver la saga esa de “Crepúsculo”, película que no puede
importarme menos.
Aquí abrimos un leve paréntesis, para aclarar que mi hermana
es mi debilidad. Logra cosas que nadie logra, y siempre se sale con la suya.
Porque convengamos… la adoro.
Hacia el miércoles, comenzó de a poco a cambiarme los planes,
llevándome sagazmente de la nariz.
– Viene “X” también, no te jode no? Justo puede dejar a los
mellizos, y si no no salgo nunca con ella… daaaaleeeeee… (voz conciliadora mode
on).
Y ya promediando el jueves:
- te pregunto nomás, la verdad…¿ te molesta muuuuchoooo “Amanecer”?…
porque es justo la que queremos ver… y yo no salgo nunca daaaaleeeee.
De más está aclarar que fue manipulada vilmente, y terminé
yendo a ver esa película infecta rodeada de gente que no puede importarme menos
(porque terminaron siendo dos, no una amiga, las que acompañaron el momento, culpa del 2x1 ¿vio?).
Para agravar la situación, descubrí al llegar al cine que las
chicas estas YA HABÍAN VISTO la película, y querían volver a verla. Esto escapa
totalmente a mi capacidad de comprensión… y se me notó…
No sólo me fumé la proyección sin chistar, sino que no cené
(ellas se bajaron dos baldes de pochoclo) y aguanté estoicamente la posterior
charla de café basada en relatos de pañales, niños, gracias, deplorable estado
físico y total apatía sexual posterior al parto, lipoaspiraciones y botox, entre
otras delicias.
Como frutilla del postre, el regreso en auto fue
musicalizado por las tres señoras, cantando a viva voz una canción de Ricky Martin
(sí… leyó bien… ). No se hace… vergüenza…
Yo no pedía mucho... ¿Cómo fue que terminé en esta situación?
¿Será que mi adorada hermana en realidad no quiere escucharme? Mmmm creo que no
debería ahondar en eso. Mejor me voy a jugar con mi sobri… ella si me quiere…
miércoles, 7 de noviembre de 2012
BREVE
Interesante el efecto de una botella de vino un domingo a la noche. Uno empieza a extrañar personas que deberían quedar en el pasado. Ya lo sé... no estoy descubriendo América, solo comprobando esta máxima conocida.
Tengo que recordar guardar bajo llave la batería del celular en esos momentos… no vaya a ser que la próxima se me ocurra hacer llamados peligrosos.
Vamos pensando alternativas... ¿dónde carajo dejé esas dos pilas AA?
lunes, 1 de octubre de 2012
CRIA
Con el correr de los años fui elaborando todo tipo de respuestas bizarras para la pregunta “¿y vos para cuándo?”, realizada por cualquier fémina de turno, generalmente ante la innegable tendencia de mi hermana a tenerlos… en demasía.
La secuencia “lo que pasa es que no puedo tener hijos. Intenté adoptar, pero no pude. Después me quise suicidar, pero tampoco pude” viene resultando. No solo me divierte horrores, sino que la persona en cuestión termina deseando no haber dicho nada.
Tenemos por otro lado, la cantidad de comentarios no menos llamativos, a mi eterno “no quiero tener hijos”. Definiciones como “rara” y “única” suelen aplicarse a mi persona, junto con claras miradas de desaprobación ante mi falta de respeto hacia los dictámenes de la sociedad.
Evidentemente mi actitud ofende a la mayoría de las orgullosas madres, algo que no me quita el sueño en lo más mínimo. De hecho, espero con ansias las reacciones de la gente.
Sin embargo, la razón de esta entrada es hacerles llegar a ustedes, queridos lectores, el mejor comentario recibido en años. Una asociación de ideas digna de una cabecita en crisis neuronal sin dudas. Y lo peor del caso es que salió de boca de un hombre.
Luego de expresar mi resolución de no ser madre en una charla el fin de semana, el señor en cuestión me miró, primero me dijo “rara”, se quedó pensando, y acto seguido vomitó “pero… ¿te gustan las mujeres?”
Por un lado, creo que el hecho de ser lesbiana no cancela las ganas de ser madre. Por otro lado… no sé… no hay otro lado… la gente tiene problemas, o yo me cruzo con los peores especímenes escupidos por la raza humana.
También me dijeron una vez que tener un gato es de lesbiana.¿Me están queriendo decir algo? ¿Debería cambiar mi orientación sexual?
¿Y si mejor me dejan ser feliz?
miércoles, 19 de septiembre de 2012
…Y UN DIA MI PADRE DESCUBRIO MERCADO LIBRE
Comencemos explicando que mi viejo es dueño de una
biblioteca envidiable. La misma ocupa toda una pared del living, con libros
ubicados milimétricamente en doble fila. Además, posee una inmensa colección de
comics y películas. Su orden y puntillosidad son dignos de su ascendencia
inglesa, con lo cual todo se encuentra no solo en impecable estado, sino
cuidadosamente catalogado y guardado. No hay detalle librado al azar.
Entre paréntesis, a partir de ahora, la próxima persona que me
pregunte por qué carajo tengo esa manía de ser tan ordenada y estructurada,
será enviada raudamente a la matriz de su progenitora. No me queda otra ¿ok?
Soy hija de mi padre. Y también soy un amor de persona, ¿les dije?
Bien… continuemos…
Canjear libros ha sido una actividad regular en mi familia.
Recuerdo con nostalgia tardes enteras en Parque Centenario o Parque Rivadavia,
revolviendo estantes y cajones polvorientos, en busca de títulos y autores.
A pesar de que esto nos proveía de lectura nueva sin costo,
obviamente ese canje 2x1 o incluso 3x1 diezmaba de a poco la cantidad de
libros. La venta tampoco implicaba demasiado negocio, ya que el valor obtenido
era bajo, considerando que los dueños de los puestos debían luego venderlos a
un precio competitivo.
En fin. Mi hermana y yo crecimos, mis viejos se mudaron a
una casa más chica y su jubilación hizo que fuera bienvenida cualquier entrada
extra.
Un día mi viejo se enteró de que “todo se vende en Mercado
Libre”. De a poquito, y utilizando a veces la computadora de mi hermana, fue
entendiendo como era el sistema. Claro que su dominio de la informática es
básico, y no tiene computadora en su casa, con lo cual tener una cuenta y
publicar cosas iba a ser bastante difícil. Y aquí señores, es donde llegamos la
temita central del día de la fecha.
“Alguien” tenía que publicarle las cosas. Opciones cercanas:
* Una hija casada y con tres niños, múltiples actividades y una vida en eterna carrera. Sus tiempos son relativos. Se le puede pedir colaboración, pero no existen fechas límite. “En algún momento” las cosas se hacen.
* Una hija divorciada, sin niños, cuyo lema básico es “quiero todo para ayer”. Acelerada y ansiosa.
* Una hija casada y con tres niños, múltiples actividades y una vida en eterna carrera. Sus tiempos son relativos. Se le puede pedir colaboración, pero no existen fechas límite. “En algún momento” las cosas se hacen.
* Una hija divorciada, sin niños, cuyo lema básico es “quiero todo para ayer”. Acelerada y ansiosa.
No
sé si más o menos van entendiendo dónde recayó la tarea. Vamos, ostias, que no
es tan difícil. Y mi progenitor no es ningún boludo.
Ayer
pasé por la casa de mis viejos. Iba
inocentemente a sacarle fotos a “un par de comics” que mi viejo quería vender.
Terminé
quedándome hasta altas horas de la madrugada, publicando 30 (sí TREINTA) comics
en Mercado Libre, y descubriendo todo un mundo ignorado por mí durante años.
Puedo
decirles que poseo ahora un amplio conocimiento del tema. Sé, por ejemplo, diferenciar
entre superhéroes de Marvel y DC, sé que existen personajes como “El Corto
Maltés”, y algunos nacionales como “Henga”, “El Cobra” y “El loco Chavez”.
Me
pregunto si eso sumará en mi curriculum… ¿garpa?
Eso sí, estoy descubriendo la cantidad de fanáticos que hay.
Ahora que miro en detalle… Sexo masculino… de 35 años para arriba… estemmmmhhhh….
¡VIEJO! ¿POR QUÉ MEJOR NO ME DAS LOS COMICS Y QUE LOS VENGAN
A BUSCAR A LA OFICINA? POR TU SEGURIDAD ¿VISTE? NO VAYA A SER QUE TE AFANEN
viernes, 31 de agosto de 2012
EL ARTE DE LA SEDUCCION
Vieron esta publicidad?
Axe ya venía con una onda de publicidades machistas, pero con esta realmente se superó. Podía vivir con las anteriores, pero esta me dejó mal, me tocó.
Yo imagino la escena: entras silbando al baño, orgullosa del pendejo que te levantaste, sintiendote joven y llevandote al mundo por delante.
En ese momento, abris el botiquín del pibe, y te encontras con el “Axe para seducir maduras”. Y ahí nomás, en ese instante, te golpea despiadadamente la “maduritud”. Sin anestesia, inesperadamente, el golpe seco te noquea, te deja sin respiración.
Y ahí nomás, sacás papel y bolígrafo, y empezas a escribir: “Sr. Juez…”
lunes, 6 de agosto de 2012
IRRITANTE TERCERA EDAD
Luego de un mes de cambios considerables y contrariedades varias, creo vislumbrar un poco de calma en el horizonte. Fueron días tormentosos que pusieron a prueba mi ya de por sí escasa tolerancia. Paso a relatarles un poco.
La salida estrepitosa del sr. G. de casa hizo que, además de tener que comprar sommier y heladera nuevos, yo decidiera renovar un poco. Eso me llevó no solo a enfrentar algunos gastos extraordinarios, sino también a tener que lidiar con fletes, cambios, mercadería defectuosa, retrasos, excusas, señores arreglatutti, gritos, amenazas, etc.
Sí sí… un curso de manejo de la ira a la derecha por favor.
Justo en medio de esos días de caos y malhumor, mi benemérita vecina de arriba comenzó a hacer uso del aire acondicionado frío-calor, recientemente instalado. Tiene todo el derecho del mundo, por supuesto… pagó por él y no quiere sufrir frío en su propia casa. Sin embargo, su derecho termina donde empieza el mío, y a mí me encanta defender mis derechos.
Ocurre que la señora en cuestión instaló el drenaje solamente para la opción de frío, con lo cual al empezar a utilizar la calefacción, una simpáticamente caudalosa gota comenzó a caer desde el aparato externo a mi patio con cierta regularidad. Confieso que no se trataba de una catarata, pero luego de un rato el charco era evidente, y la fuerza que adquiría a lo largo de los metros de caída, hacía que salpicara también la pared.
Las tratativas comenzaron con un llamado amistoso, seguido de otros algo menos simpáticos, hasta terminar a los gritos desde mi patio hasta su ventana, amenazándola con mediaciones en el CGP.
Convengamos que resulta altamente difícil razonar con una persona mayor. Es una guerra perdida antes de tan siquiera enarbolar un estandarte para la primera batalla.
¿Qué se le contesta a una persona que grita cosas como “¡cuando llueve no te quejás del agua en tu patio!” No hay lugar para el diálogo, a esta señora claramente hay que suicidarla y hacerle un favor al mundo.
Confieso que los años me han dado un poco de aplomo a la hora de dejarme llevar por mis impulsos. Respiré hondo, y barajé mentalmente mis opciones:
1) No voy a ir en cana por esta yegua. Sacrificarla no es una opción
2) Vengarme poniendo un tapón en el agujero por el que cae el agua y que eventualmente se inunde el aparato sonaba tentador. Lamentablemente me pescó justo cuando estaba subida a la escalera considerando la dimensión del hecho, y quedé como el Chavo del 8, claramente en “orsai”.
3) Pedir una mediación en el CGP es un arma de doble filo. Si la vieja se presenta, tengo todas las de ganar. Pero si decide no presentarse (de hecho no es obligación, hay que tener voluntad de buscar una solución), me la termino de poner en contra. Y convengamos que ella es “la de arriba”, puede hacer desastres en mi patio, y ni hablar de la vida de mi gato.
Finalmente, me decidí por una de mis mayores habilidades: QUEMAR CEREBROS, mediante palabras amables y haciendo uso de mis técnicas de persuasión.
Me tomó un tiempito considerable, no lo voy a negar. Confieso que fue un tema de perseverancia y paciencia. Podríamos compararlo con utilizar una cuchara para abrir un agujero en la muralla china. Algo así… Un trabajo titánico, un despliegue de recursos psicológicos sin precedentes. Pero finalmente lo logré
El drenaje está instalado, y no tengo que escuchar la maldita gota pegando contra el patio mientras trato de dormirme. Aleluya!!!
Vieja de mierda de arriba: 0
Nefer: 1
IMPOSSIBLE IS NOTHING
Sepan todos ustedes, que esta pequeña victoria no implica que secretamente yo no desee que salga un día a caminar y le caiga un piano en la cabeza, que se la lleve puesta el 110 o que quede en medio de un tiroteo entre la mafia china y el dueño del supermercado de al lado… las cosas como son.
martes, 31 de julio de 2012
MADURITUD TU ABUELA
Como todos los martes y jueves, me dirigí en el día de la fecha al club para entrenar.
Confieso que la noche no ayudaba: viento, lluvia y frío hacían que la estufa y una peli fueran más tentadores. Pero no… el amor al deporte y la necesidad de mantener el estado físico para sobrevivir un partido de hockey me empujaron.
Estamos grandes, realmente a veces me pregunto por qué carajo sigo haciendo esto. Sobretodo sabiendo que el promedio de edad del equipo es de 22 años.
Y ahí estaba yo, jugando un amistoso, empapada hasta el tuje.
Durante el entretiempo, una de mis compañeritas me cuenta, muy contenta: “recién estuve hablando con una de las contrarias de vos. Cuando corriste esa bocha y llegaste, esta chica me dijo, no sólo que no podía creer cuantos años tenés, sino que le parecía genial poder seguir jugando así A ESA EDAD".
Si, sí… todo muy lindo, muy halagador, muy…
ME QUIERO MATARRRRRRRRRRRR
Malditas pendejas irreverentes. Me voy a jugar con las veteranas ya.
¿A esta edad? ¿A ESTA EDAD? NO SABES EL PALO QUE TE VOY A PARTIR POR LA CABEZAAAA
jueves, 26 de julio de 2012
GRAN CARTEL
Para todos aquellos que hieren mi retina diariamente. Para todos aquellos a quienes ya no puedo corregir en facebook, porque se ofenden, me bloquean o me insultan.
Haganmé el favor de insertarse estas pequeñas GRANDES reglas en el cerebro y colaboren de esta manera con la disminución paulatina de mi ira diaria... aunque sea con este pequeño aporte. Gracias
Haganmé el favor de insertarse estas pequeñas GRANDES reglas en el cerebro y colaboren de esta manera con la disminución paulatina de mi ira diaria... aunque sea con este pequeño aporte. Gracias
viernes, 6 de julio de 2012
DE GOLPES, HUEVOS Y OTRAS YERBAS
Guardia de traumatología. Ahi estabamos, mi huevo y yo, en la sala de espera. Usted se preguntará por qué digo “mi huevo”. No, no dejé por la mitad una operación de cambio de sexo, no se trata de eso.
Ocurre que evidentemente mis reflejos han disminuido considerablemente con la edad, y el sábado recibí un tremendo bochazo en un lugar algo inapropiado. Fiel a mi estilo, no solo terminé el partido (con alguna que otra lágrima de dolor) sino que evité ir al médico durante un par de días.
Ayer, la dimensión de la hinchazón y el dolor hicieron que la situación fuera insostenible. Allá fui, entonces, a mostrar mi pseudo-testículo, en busca de un diagnóstico.
La situación de por sí era lo suficientemente incómoda como para que encima el traumatólogo se pasara de listo.
A ver… corazón… si me estás toqueteando la ingle no da que hagas comentarios del tipo “ay… es que las chicas que juegan al hockey siempre tienen unas piernas…” y/o “deberías ponerte hielo dos veces por día… fijate… en la oficina quizá algun compañero te quiera ayudar”.
¡Easy tiger! Además… lamento decirte que no sos exactamente uno de los médicos de Grey´s Anatomy… entendamonos.
Y por otro lado, ¿cómo es que siempre termino negociando con los traumatólogos? ¿Ninguno es capaz de ponerme los puntos?
El diálogo posterior a la placa y ecografía fue algo así:
- Bueno, una semana de reposo
- Mmm, ¿le parece? Probemos con otra cosa
- Sesiones de kinesiología
- Pruebe de nuevo. Otra oportunidad
- Bueno, hielo todos los días y un anti-inflamatorio
- ¡Hecho!
- ¿Tan fanática sos que no podés dejar de entrenar y jugar una semana?
- ¿Usted no hace deporte no? Claro…
Increíble… aunque en este caso haberme salido con la mía probablemente no haya sido la mejor idea. Calculo que tendré que acostumbrarme a la compañía del huevito por un tiempo…
viernes, 8 de junio de 2012
GALLETITA QUERIDA DE CADA DIA
Siglo XXI, la humanidad ha logrado desarrollar maravillas en materia tecnológica. Trenes de gran velocidad, jets, Internet, computadoras, maquinaria industrial y un gran etcétera por todos conocido.
La industria alimenticia también ha progresado enormemente. Nuestra dieta variada incluye un sinnúmero de alimentos procesados y sabores maravillosos que los hombres de las cavernas ni soñaban degustar.
La tecnología nos facilita la vida, todo puede hacerse más rápido o más fácil. Grandes corporaciones pelean entre ellas para lograr que sus productos sean los mejores y más efectivos para cada tarea.
Entonces… ENTONCES digo yo… ¿como es posible que a esta altura de la soirée aún tengamos que luchar contra las malditas tiritas coloradas de los paquetes de galletitas, que nunca… NUNCA abren el paquete como deberían? ¿Eh? ¿Eh? ¿Nadie logró aún desarrollar un sistema más eficaz? ¿Nadie pensó que destrozamos las galletitas en el intento, intentando abrir el paquete por el doblez de arriba, o buscando finalmente un cuchillo o tijera que nos ayude?
A todos ustedes les digo… que están eternamente buscando una veta para el negocio del siglo. Como Tom Cruise en “Cocktail”, que miraba las sombrillitas de los tragos y pensaba quien se habría hecho rico con el invento… les dejo la inquietud.
Porque el mundo necesita tiritas eficaces. La gente necesita poder abrir un paquete de galletitas en la calle, sin tener que babear mientras va destrozando paquete y contenido, insultando a todos los parientes de la mente brillante que diseñó el sistemita este de apertura.
¡Cruzada por una vida aún más fácil!
PD: Sí, sí, ya sé… hay cosas más importantes por las que quejarse. La gente le teme a la inseguridad, quiere dólares, otros quieren trabajo, otros quisieran que Tinelli dejara la pantalla para siempre… Bueno… yo quiero quejarme por algo también… estamos en democracia… y después de todo, sabemos ya que me importa muy poco lo que le preocupe al resto.
viernes, 20 de abril de 2012
DE CONTRARIEDADES, CONTRATIEMPOS Y OTRAS YERBAS
Se me
ocurrió en el día de hoy compartir con ustedes una pequeña situación recurrente
que me pone algo nerviosa. Quizá puedan ayudarme con algun pequeño “tip”. Algo
que me permita salir airosa y digna.
Vamos a
ubicar la escena en un baño público cualquiera. Bueno… cualquiera lo que se
dice cualquiera no… digamos un baño que cumpla con ciertos standards de calidad
y limpieza (sí, ya sé, mientras lee esto se le aparece en la cabeza la imagen
de Ronald Mc Donald… ¡BORRELA YA!). Me refiero más bien a un baño de shopping,
aeropuerto, o de determinadas estaciones de servicio con pseudo restaurant. ¿Me sigue?
Bueno, luego
de finalizar lo que sea que haya ido a hacer al baño (no, le agradezco, sin
detalles en lo posible) se dirige usted hacia los lavatorios, y a medida que se
va acercando nota un faltante. El terror se apodera de usted, y empieza a
buscar la manera de no quedar como un idiota. ¿Adivinó? Sí señor, cualquiera
sea el diseño y mecanismo elegido en ese lugar, la canilla definitivamente no
forma parte de él. El abanico de opciones aquí es escaso:
1) Usted
está sólo/a, y puede probar sin vergüenza todas las formas posibles para lograr
que salga agua. Pulsa un botón inexistente arriba del grifo, pasa las manos por
debajo del mismo buscando un detector de movimiento, busca un botón inexistente
en el piso, etc. No hay consecuencias graves, y a la larga usted logra su
cometido
2) Hay
gente en el lugar, pero usted deliberadamente demora unos segundos en llegar al
lavatorio, suficientes como para pispear como se las arregla el/la de al lado. Mismo resultado, y usted vuelve a salir airoso/a.
3) El horror:
Usted esta distraído/a, y se encuentra ya frente al grifo sin remedio, notando
que hay gente que lo mira alrededor, con cara divertida. Mira a los lados pero
nadie parece tener intenciones de necesitar lavarse las manos. Intenta con desesperación
hacer todos los movimientos de manos a
la vez, disimuladamente, como para que parezca que sabe exactamente lo que está
haciendo. Finalmente se rinde y se da cuenta de que el blooper está hecho,
mientras en su cabeza resuena la carcajada general que imagina el resto de los
presentes contiene, y farfulla un ininteligible “igualnovoyavolveraveraestegrupejoinfectodeminitasfracasadasenmivida,asíquealcarajo”
o algo similar.
¿Le pasó? ¿Se
sintió tan mal como yo o le parece una exageración? ¿Cómo dice? ¿Qué puede
vivir perfectamente con eso?
Y bueno…
hago lo que puedo… y usted francamente no me es de mucha ayuda. Vaya enfilando
con su teoría zen para otro lado y deje lugar para algún colérico que opine
algo como la gente. ¡Ts!
viernes, 30 de marzo de 2012
GERONIMOOOOOO
Hace tan solo unos días, en un rincón del continente negro, una mujer se preparaba psicológicamente para lograr una hazaña sin precedentes. El grupo que la acompañaba la alentaba, soltando comentarios motivadores del tipo: “estás completamente demente”, “tenés serios problemas, sábelo”, “¿si te pasa algo me puedo quedar con esa camperita Marmot?” entre otros.
Pero ella se mostraba tranquila, decidida, imperturbable. No había llegado hasta allí para arrepentirse. Retroceder nunca, rendirse jamás. Ni siquiera la vista de los 216 metros que separaban el puente del arroyito que corría debajo la hizo reconsiderar su decisión. Tampoco el hecho de que la pesaran, y anotaran el número con marcador indeleble en la mano (bien grande, a la vista de todos) la hizo dudar. No señor.
Deseando que al menos la filmación saliera bien (porque seamos sinceros, ella juega para la tribuna, y necesita mostrarlo después), se dirigió con pasos seguros al lugar donde todo comenzaría. Esperó su turno, y sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas se dirigió al borde. Respiró hondo… y se lanzó al vacío.
Sí señores, la loca de la foto soy yo. Hice bungy jumping y logré otro tilde en el “check list” de las cosas que tengo que hacer en mi vida. ¡Nefertiti está feliz!
Pero ella se mostraba tranquila, decidida, imperturbable. No había llegado hasta allí para arrepentirse. Retroceder nunca, rendirse jamás. Ni siquiera la vista de los 216 metros que separaban el puente del arroyito que corría debajo la hizo reconsiderar su decisión. Tampoco el hecho de que la pesaran, y anotaran el número con marcador indeleble en la mano (bien grande, a la vista de todos) la hizo dudar. No señor.
Deseando que al menos la filmación saliera bien (porque seamos sinceros, ella juega para la tribuna, y necesita mostrarlo después), se dirigió con pasos seguros al lugar donde todo comenzaría. Esperó su turno, y sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas se dirigió al borde. Respiró hondo… y se lanzó al vacío.
Sí señores, la loca de la foto soy yo. Hice bungy jumping y logré otro tilde en el “check list” de las cosas que tengo que hacer en mi vida. ¡Nefertiti está feliz!
viernes, 24 de febrero de 2012
PENNY & LEONARD
Terminó “Friends” y dejó un vacío imposible de llenar. “Lost” me quemó el cerebro durante años, y también se fue. Tuve que buscar reemplazo. Una serie corta, de humor ácido, inteligente y en un horario que yo pueda llegar a ver. Luego de un paneo general de opciones, “The Big Bang Theory” cubrió todas mis expectativas. Y me hice fanática, sí señor.
No solo me divierte la serie, sino que en muchos aspectos me siento identificada con Penny. No no… no empiece ni se entusiasme… no soy rubia platinada, ni tengo hordas de seguidores masculinos a mis espaldas. Estoy hablando de otra cosa. Le doy un ejemplo: a duras penas pude entender la paradoja del gato de Schrödinger. ¿Me va comprendiendo?
A su vez, tengo a mi lado al sr. G, que viene a ser un Leonard en potencia, riéndose y evidentemente entendiendo más chistes que yo, y explicandome muchas veces de que hablan los protagonistas. Básicamente, estoy en pareja con un nerd hecho y derecho.
Convengamos que no le hace muy bien a mi ego tener que reconocer mi absoluta ignorancia sobre temas relacionados con física, matemática y/o informática. Saber sobre historia, geografía y arte realmente no me ayuda con estos temas. Reconocer un Gauguin a la distancia no me hace sentir mejor.
Por otra parte, sumamos a lo anteriormente mencionado un pequeño problemita.
Ocurre que mi curva de atención es desastrosa. Tiendo a volar durante cualquier charla, captando de a ratos pequeños detalles y/o palabras claves que logran que salga airosa ante alguna pregunta u obligación de participación. Pero es eso: sólo una pantalla creada por una maldita farsante. No es que tenga deficit de atención (o por lo menos quiero pensar que no), pero ando con ganas. He logrado sobrevivir durante todos estos años sin mayores contratiempos, hasta que se cruzó en mi vida un señor que sabe mucho de temas que yo ignoro. Además, trabaja con tecnología para la industria, un rubro que agrupa justamente informática con física y matemática. ¡Un castigo!
La típica frase hecha de “¿Cómo te fue en el laburo?” implica para mí un esfuerzo sobrehumano para lograr escuchar con atención la catarata de información que se viene.
Me desgasta, me agota. Lo intento, me enfoco, trato de hacer preguntas inteligentes, me concentro. Y el sr. G no se cansa. Me explica con toda la paciencia del mundo, viendo como las ideas pasan de largo por mi cerebro. Hace poco hasta me explicó la base del sistema binario y la relación con las computadoras. En el momento estoy casi segura de que lo entendí. Pero si ahora tuviera que explicarlo, no creo poder lograrlo.
Así que cada vez que veo a Penny mirar a Sheldon o a Leonard con cara de “¿de qué me estás hablando?”, me río y lloro a la vez.
Y no crea que zafo del temita Comics/ Star Wars. ¡Viene con el combo! Y por el mismo precio, señora/ señor, agregamos un adicional importantísimo con material de Caballeros del Zodíaco.
Sí si… no me lo diga… sé que me envidia sanamente.
No solo me divierte la serie, sino que en muchos aspectos me siento identificada con Penny. No no… no empiece ni se entusiasme… no soy rubia platinada, ni tengo hordas de seguidores masculinos a mis espaldas. Estoy hablando de otra cosa. Le doy un ejemplo: a duras penas pude entender la paradoja del gato de Schrödinger. ¿Me va comprendiendo?
A su vez, tengo a mi lado al sr. G, que viene a ser un Leonard en potencia, riéndose y evidentemente entendiendo más chistes que yo, y explicandome muchas veces de que hablan los protagonistas. Básicamente, estoy en pareja con un nerd hecho y derecho.
Convengamos que no le hace muy bien a mi ego tener que reconocer mi absoluta ignorancia sobre temas relacionados con física, matemática y/o informática. Saber sobre historia, geografía y arte realmente no me ayuda con estos temas. Reconocer un Gauguin a la distancia no me hace sentir mejor.
Por otra parte, sumamos a lo anteriormente mencionado un pequeño problemita.
Ocurre que mi curva de atención es desastrosa. Tiendo a volar durante cualquier charla, captando de a ratos pequeños detalles y/o palabras claves que logran que salga airosa ante alguna pregunta u obligación de participación. Pero es eso: sólo una pantalla creada por una maldita farsante. No es que tenga deficit de atención (o por lo menos quiero pensar que no), pero ando con ganas. He logrado sobrevivir durante todos estos años sin mayores contratiempos, hasta que se cruzó en mi vida un señor que sabe mucho de temas que yo ignoro. Además, trabaja con tecnología para la industria, un rubro que agrupa justamente informática con física y matemática. ¡Un castigo!
La típica frase hecha de “¿Cómo te fue en el laburo?” implica para mí un esfuerzo sobrehumano para lograr escuchar con atención la catarata de información que se viene.
Me desgasta, me agota. Lo intento, me enfoco, trato de hacer preguntas inteligentes, me concentro. Y el sr. G no se cansa. Me explica con toda la paciencia del mundo, viendo como las ideas pasan de largo por mi cerebro. Hace poco hasta me explicó la base del sistema binario y la relación con las computadoras. En el momento estoy casi segura de que lo entendí. Pero si ahora tuviera que explicarlo, no creo poder lograrlo.
Así que cada vez que veo a Penny mirar a Sheldon o a Leonard con cara de “¿de qué me estás hablando?”, me río y lloro a la vez.
Y no crea que zafo del temita Comics/ Star Wars. ¡Viene con el combo! Y por el mismo precio, señora/ señor, agregamos un adicional importantísimo con material de Caballeros del Zodíaco.
Sí si… no me lo diga… sé que me envidia sanamente.
martes, 29 de noviembre de 2011
LLAMATE AL SILENCIO POR FAVOR
Vergüenza… Vergüenza es la única palabra que da vueltas en mi cabeza desde el viernes.
Sí… lo he vuelto a hacer. Mi falta de tacto y de atención acerca de los detalles del crecimiento/cambio/logros de los hijos de mis amigas me ha vuelto a jugar una mala pasada. Generalmente intento estar más o menos al día con las fotos de facebook, que sinceramente representan para mí un machete único, ya que los eventos retratados me dan información trascendental para zafar con un “4” ante preguntas incisivas.
Sin embargo, siempre hay gente que elige no poseer cuenta allí, con lo cual mis posibilidades de quedar mal aumentan considerablemente.
Convengamos que yo no cambié, siempre fui igual. Sin embargo, mis amigas ya son todas (o casi todas) madres. Este hecho hace que me haya quedado sin aliadas. A su vez, dejé el vicio (sí sí… gracias… fue un gran esfuerzo, pero creo haberlo logrado); con lo cual, mi excusa de salir a fumar al balcón cuando los temas de conversación se vuelven monótonos ya no corre. Es decir: me fumo sin piedad las charlas de pañales, desempeño e interacción en el jardín, comidas, siestas, caprichos y costumbres de las crías en cuestión. Todo esto conteniendo mi impulso de mandarlas a atarse las trompas de Falopio y enseñarles que por cortesía deberían mechar la velada con otros temas interesantes como trabajo, viajes, deporte etc.
Años de experiencia deberían haberme enseñado a callarme la boca. Pero no… la curiosidad y los ratos largos sin poder meter bocadillo me pueden, y tengo que hacer preguntas cuando debería morderme la lengua.
¿Ya se aburrió de la introducción? Bueno, bueno, no se me impaciente y saque el pochoclo del microondas que aquí viene la parte jugosa (que podría haber terminado en sangrienta si mi amiga hubiera sido más violenta).
El viernes pasado me junté con dos amigas a cenar (ambas madres orgullosas). Pasó el tiempo, la charla fue amena y los temas interesantes. Pensé sinceramente que saldría airosa del evento. Cinco minutos antes de irnos, una de ellas preguntó por las sobrinas de la dueña de casa. Como consecuencia inmediata, debimos sumergirnos en un mar de fotos digitales desde el nacimiento hasta la casi adolescencia de las niñas.
Soporté estoicamente la seguidilla, notando que además de las sobrinas en cuestión, había otra niña en las fotos que yo no reconocía. Mientras ellas dos parloteaban sin cesar, yo me repetía para mis adentros “callatenopreguntescallatenopreguntescallatenopreguntes”.
Y sucedió. En el momento de la apertura del enésimo album, no pude con mi genio y pregunté: “¿esa nena de quién es?” (pensando que sería otra sobrina).
“Es mi hija querida”- fue la respuesta lacónica.
Si hubiera existido la posibilidad de esfumarme en ese momento, o pegarme en la cabeza con un super chipote chillón lo hubiera hecho, lo juro.
Creo que voy a tener que dejar pasar un largo tiempo antes de siquiera intentar una nueva reunión. Mi amiga se sintió profundamente insultada. Pude vislumbrar cierto instinto asesino en sus ojos, contenido solo por el hecho de que su panza cargadora de mellizos no le permitía movimientos bruscos.
Partí raudamente a refugiarme en la seguridad de mi auto, prometiéndome a futuro simplemente sonreir y acotar a todas las fotos frases cortas como “¡que bonitas!”, “¡qué grandes que están!” “¡ay! ¡Esa boquita/ naricita/ cachetes! ¡Son para comerlos!” entre otros comentarios seguros y positivos.
martes, 22 de noviembre de 2011
DILEMA AUTOMOTOR
Martes por la mañana. Me subo al auto y mientras enciendo el motor veo el fatídico aviso arriba del kilometraje: “INSP”. ¡Demonios! Ha llegado esa época del año en la que tengo que decidir si hacer el service o no y donde. El auto ya no es 0km digamos. Cuando es nuevito, uno lo lleva al service oficial, le carga nafta de la buena, lo mima, escucha cada mínimo ruidito. Luego de un tiempo prudencial (y sobretodo después de desembolsar sumas estrafalarias por el seguro y la patente), uno empieza a ratonear un poco.
Este año, la disyuntiva es drástica: no tengo mecánico de confianza, y el service oficial me deja con la cuenta bancaria pidiendo pista.
Mi problema es que desconfío de todos los mecánicos barriales mostradores de raya de traste. Ni siquiera con un buen escote que resalte las bondades de mis mellizas puedo dejar de sentir que el señor semi-engrasado me está inventando problemas en el auto donde no los hay.
Por otro lado, confío en el service oficial, donde me tratan como a una reina, la sensación al entrar es de seriedad y profesionalismo y además posteriormente recibo una llamada de la empresa que constata mi conformidad con el servicio. Quiero aclarar que esto no significa que sean menos chantas, simplemente que el marketing y la imagen es excelente y me hacen creer que no lo son. Aplaudo solo por eso.
En síntesis, todo apunta a que me deje romper… la cuenta bancaria por el service oficial. Sin embargo, en el fondo de mi ser me resisto. Son esas cosas que uno ni siquiera puede comentar, porque recibirá un “pero no seas boludaaaaaaaa, yo te recomiendo a mi mecánico”.
Sí sí… ya sé… usted es hombre y este problema no lo tiene porque sabe de mecánica o se hace el que sabe. Y siempre se va a arriesgar con el mecánico de barrio, aunque le deje el auto peor que antes. Allá usted, ts… ¡Aleje esa mirada juzgadora de mí! Dejeme escudarme en mi femineidad casi rubia…
jueves, 3 de noviembre de 2011
VERGÜENZA
He mencionado ya con anterioridad ciertas características especiales de mi familia; esos detalles que hacen que nos alejemos un poco (solo un poco) de las buenas costumbres y el protocolo. Cabe destacar que los exabruptos y excesos no suelen producirse frente a personas ajenas al círculo familiar. Sin embargo, esto no justifica de ninguna manera el comportamiento.
Dentro de este círculo, existe una persona en particular que le provocaría arcadas diarias a la condesa de Chikoff. Todos la adoramos, la bancamos, pero de ninguna manera la llevaríamos a comer a La Bourgogne por ejemplo.
El relato del día de la fecha está relacionado con la visita de esta persona a mi oficina, en el día de ayer. La recibí feliz y orgullosa de mi lugarcito recientemente inaugurado. Charlamos un rato y la acompañé a la puerta. Llegó el ascensor, subí, y en ese momento sucedió lo peor. Risueña y sin un solo atisbo de vergüenza lanzó esas palabras inadecuadas, esa forma tan poco ortodoxa de definir el problema. Una declaración breve, clara, concisa, irrefutable y terrible: “me cagué” me dijo… y sin más subió conmigo al ascensor. Horrorizada, vi como las puertas se cerraban lentamente…
Digo yo: ¿era necesario? Más allá del hecho no disimulado, ¿hacía falta subirse conmigo a un espacio reducido y falto de ventilación? Llegamos a la planta baja en un ataque de risa (confieso), y bajé haciendo el típico gesto con la mano frente a la nariz. Levanté la vista mientras se abría la puerta, solo para encontrarme frente a la mirada atónita de un vecino, quien subió al ascensor presintiendo lo que le esperaba.
El comentario descarado de mi acompañante fue: “¿lo conocés al señor? Porque no creo que él se olvide de vos”.
Mi pariente volverá escasas veces al edificio. Sin embargo, yo posiblemente me cruce con el vecino en cuestión bastante seguido. Gracias por esto… VERGÜENZA.
miércoles, 26 de octubre de 2011
HSBC- UNA ESPERA ETERNA
Sí, sí, no me diga nada, ya sé… estoy un poco densa con el temita este de la maldita burocracia, pero le aconsejo que ni se atreva a protestar. Vea… mi blog tiene un alto contenido de catarsis, y usted, querido lector, me hace el favor de comentar y así poner su granito de arena, para contribuir a la noble causa de mi salud mental. ¿Le parece bien? Usted es importantísimo para mí, sobre todo porque evita grandes gastos en productos farmacológicos destinados a tranquilizarme. Por eso le digo… gracias.
Sin más, comienzo con el tema que me agita en el día de la fecha: la apertura de una cuenta comercial en el HSBC. Aquí un breve resumen de los ultimos 3 meses
AGOSTO 2011: Nos dirigimos con mi socia a la sucursal, cargadas con una parva de documentos que incluyen alta de AFIP, ingresos brutos de varios meses, estatutos, contratos de alquiler, impuestos a nombre nuestro etc etc.
El ejecutivo de cuentas (gordito, simpaticón, con cara de “yo me las sé todas”, 100% chanta argentino) nos recibe, nos toma todos los datos, nos hace firmar quichicientos formularios y nos dice que en 10 días está la cuenta. ¡Qué fácil! Salimos del banco contentísimas…
MEDIADOS DE AGOSTO 2011: Me dirijo a la sucursal, dispuesta ya a retirar mi chequera. El señor simpaticón me dice que no tiene novedades todavía, que no sabe que pasa, que vuelva en unos días. Misma respuesta la semana siguiente
SEPTIEMBRE 2011: Transfieren a mi ejecutivo de cuentas a otra sucursal. La nueva ejecutiva (expeditiva ella, a full con todo lo que “dejó mal hecho” el gordito, nerviosa) me dice que no sabe que hizo el señor con mis papeles, que va a intentar rastrear el trámite. Luego de unos días, me confirma que los papeles los tenía que firmar solo yo (no con mi socia), que está todo mal hecho, que va a intentar modificarlo
MEDIADOS DE SEPTIEMBRE 2011: Cambian el sistema en el banco, está todo parado, no se sabe cuando se va a dar curso al trámite
OCTUBRE 2011: Luego de un mail un tanto agresivo (del 1 al 10… un 9,50 digamos… sin insultos, pero altamente despectivo), me cambian la ejecutiva de cuentas por una nueva. Reconocen que se perdió toda la documentación, que mejor empecemos todo de cero.
MEDIADOS DE OCTUBRE 2011: Aparentemente al banco le cuesta entender que se trata de una sociedad nueva, que no tenemos balances, que no tenemos ni idea de cuanto vamos a facturar, QUE POR FAVOR ABRIME LA MALDITA CUENTA SI NO QUERES QUE LO QUE SE ABRA SEA TU CABEZA, EN DOS, DE UN HACHAZO, INSERTANDO DENTRO LAS DIRECTIVAS DEL BANCO CENTRAL ...
Ok, perdón… un pequeño exhabrupto… sepa entender… estoy bajo presión…
FINES DE OCTUBRE 2011: Ultima conversación:
- Ejecutiva HSBC: Necesito una carta de tu contador, membretada, que detalle tu proyección de facturación anual.
- Pero la empresa es nueva, no tengo idea de cuanto voy a facturar… voy a inventar… y vos queres que el contador me lo firme?
- ¡Exacto!
- ¿? … Silencio… Ok… voy a facturar $ 1.200.000 al año. Lindo número ¿no? ¿Te parece que puede ir? Y te agrego una preguntita: hay alguna posibilidad de que ME PIDAN TODO JUNTO Y SE DEJEN DE PEDIRME CARTAS Y PAPELES AL PEDO QUE NO SIRVEN PARA NADAAAAAAAAAA
Quiero irme a otro banco, pero no quiero enfrentar todo esto nuevamente. Mientras tanto, tengo que intentar no facturar, porque ya me explicaron que si lo hago, pagar ingresos brutos e IVA sin tener cuenta bancaria es prácticamente imposible.
Quiero ALPLAX… ya… quiero entrar un ratito a mi “caja de la nada” mental.
lunes, 17 de octubre de 2011
COCODRILO EN EL BOLSILLO
No puedo dejar de relatarles, mis queridos lectores, otro pequeño ejemplo de la miseria humana, otro desafortunado evento que deja claramente expuesto el perfil “rata” de algunas personas. Sin más, me remito a los hechos.
Cumple años un amigo del sr. G, que a su vez es compañero de trabajo. Una compañera de la oficina se ofrece a reservar un restaurante para ir a festejar, aprovechando que también es el cumpleaños de su marido. La idea: unir ambos cumpleaños.
Sábado a la noche: nos dirigimos a un tenedor libre de dudosa calidad en Ramos Mejía, con hambre pero con bajas expectativas.
Abro aquí un pequeño paréntesis para aclarar un dato no menor: el cumpleaños del amigo en cuestión ya pasó, hace una semana. El marido de la organizadora, sin embargo, está en fecha. Acaba de pasar su cumpleaños, por lo tanto es acreedor de una cena gratis en el restaurante en cuestión.
Cenamos, con pocas ganas pero con la mejor cara posible. La comida deja mucho que desear, pero le ponemos garra.
Brindamos también, más por el amigo en común que por el marido de la organizadora, que para todos los presentes venía a ser sinceramente el “cumpleañero de rebote”.
Y llega el momento de la cuenta. Dividimos el total entre todos los presentes (prorrateando la cena no cobrada) y se va juntando el dinero. El cumpleañero de rebote mira al que junta la plata, y con cara de nada le dice: “no… hicieron mal la cuenta, yo no pago”.
Cara de sorpresa general. Nadie dice nada, y en medio del silencio reinante, se vuelve a hacer la cuenta y se junta la diferencia.
El sr G. no puede con su genio. Ante la imposibilidad de ocultar su indignación, se levanta, saluda a los presentes, abraza a su amigo deseándole que termine bien su día, y partimos a casa.
Creo que el señor acreedor de la cena gratis nunca entendió cual era el problema. El sr. G. fue el que quedó como un reventado, jodido y malhumorado.
Dicen que las fortunas se amasan con centavos... evidentemente nunca voy a ser millonaria...
viernes, 7 de octubre de 2011
Y DIGO YO….
¿Por qué constituir una sociedad implica esperar un mes a que la IGJ la inscriba, si el trámite se supone que toma 10 días (lo dice la pagina web, sí sí… se lo juro)?
¿Por qué si yo elijo una denominación comercial, me confirman otro nombre? ¿Qué posibilidades hay de que yo quiera algo “similar” a lo que elegí, y por qué carajo no aceptaron la opción 1? Maldito empleado semi estatal resentido, con cerebro de poroto chauchero…
¿Por qué el hecho de querer hacer algo tan sencillo como abrir una cuenta bancaria a nombre de la empresa implica una demora de más de un mes, incluyendo cambio del ejecutivo de cuentas, culpas hacia el anterior que hizo todo mal y cambio del sistema en el banco? Tampoco me puedo dar el lujo de decirle a la rubia detrás del escritorio, con premios de eficiencia de gestión en el estante detrás de ella que “sabés que? Ya no quiero la cuenta, cancelá todo”. ¿Saben por qué? Porque en el banco de al lado me va a pasar exactamente lo mismooooooooo
¿Por qué necesito taaaantos papeles y trámites? Sólo me falta certificar la longitud de mi intestino delgado y canto BINGO!
¿Por qué los empleados de las aseguradoras no tienen claro el trámite de seguro de caución, y me hacen ir y venir 100 veces con diferentes papeles y certificaciones? ¿Por qué no me piden todo junto y se evitan (nos evitamos) tantas demoras para una sola póliza? Ahhh, entiendo, al empleadito le importa tres carajos mi póliza, porque a él le pagan por mes, no por resultado o eficiencia.
¿Por qué pedir Fibertel en la oficina implica que me manden tres veces el mismo técnico (con diferencia de 10 días entre una visita y otra), cuando yo explico claramente a la chiquita que me atiende por teléfono que el edificio es nuevo, y hay que ARMARLO para Fibertel, y el técnico común no puede hacerlo?
¿Por qué el chico de sistemas es tan imprescindible y tarda tanto en venir a arreglar ¼ del total de las conexiones necesarias?
¿Por qué, si soy una persona ordenada y organizada hasta el hartazgo, casi cinco meses después de arrancar con todos los trámites, sigo sin tener todo resuelto?
¿Por qué, si la idea es lograr una relativa felicidad por comenzar un emprendimiento propio, estoy en realidad más nerviosa y más ocupada que nunca?
Y digo yo… ¿cómo es posible que no exista una forma de lograr que la gente sea más eficiente y expeditiva para trabajar? ¿Por qué me tengo que topar con deficientes mentales en cada trámite que arranco? ¿Por qué la gente se empeña en probar mi escasa tolerancia y tendencia a la respuesta cortante e irónica?
Yo solo quiero que me dejen trabajarrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Hoy tengo ganas de salir con una 45 a la calle...
miércoles, 7 de septiembre de 2011
DILEMA
¿Se acuerdan de mi sobrino? El del post anterior. Sí, sí… el que toma la comunión… el de la carta.
Bueno, ocurre que sus hermanos tuvieron conjuntivitis. Brutal, viral, intensa conjuntivitis que los mantuvo alejados del colegio durante una semana. Por supuesto, el hermano que venía zafando se contagió. No podía ser de otra manera. Tampoco podía ser otra semana, no, no… Tenía que ser ahora, justo antes de su comunión el sábado.
¿Y entonces? No podemos dejar al niño afuera del evento. Pobrecito. Sin embargo, probablemente contagie a varios compañeros de su curso. Tampoco lo podemos aislar como a un leproso, aunque intuyo que varias madres preferirían que el chico comulgara por separado y se fuera inmediatamente a su casa.
¿Y nosotros, los pobres familiares? Hay que saludar al chico, como mínimo. Darle un beso, participar de la reunión posterior. ¿Qué importancia tiene el riesgo de pasar varios días con los ojos en llamas, al lado de la felicidad de mi sobrino?
Emmm… bueno… no sé… pensemos. En realidad a él le importa poco y nada el evento. No somos una familia caracterizada por la fe religiosa. Lo debe hacer porque lo hace el resto del curso. ¿No?
¿Cómo dice? ¿Que estoy buscando excusas? No, no… para nada. Simplemente estoy intentando evaluar mis posibilidades de la forma más objetiva posible. Bueno sí, ya sé, los pequeños sacrificios nos permiten demostrar nuestro afecto por los seres queridos. Bla bla bla… claro… usted porque no tiene que ir. ¡Demonios!
Ok, lo acepto. No tengo opción. Lo primero es la familia
Ya que estamos… ¿Sabe si los colirios son muy caros? Ya podría ir pidiendo receta, ¿no?
miércoles, 24 de agosto de 2011
LA CARTA
Domingo. Volvemos plácidamente luego de un almuerzo espectacular en la casa de mi hermana. Suena mi celular. Mi hermana me dice:
- me olvidé de decirte… je… necesito que le escribas una cartita a tu sobrino para la comunión.
- ¿Una cartita? ¿Sobre qué?
- Lo que quieras… pero para el martes.
¡Ja! ¡Qué fácil! ¡Una cartita! No, no mis estimados, nada más difícil.
Fui a colegio católico, en teoría tengo todo el discurso de “Dios es amor” incorporado en algún rincón de mi cerebro. El problemita es que de católica solo me quedaron los papeles…
Me siento delante de la computadora. Escribo y borro varias veces. Busco en internet de donde robar “speach”. Busco también de que se trata el sacramento (convengamos que no me acuerdo mucho).
Básicamente, si el pibe está tomando la comunión, ALGO relativo a eso tengo que poner. El tema es que todo me suena taaaaan hipócrita que no puedo escribirlo… Imaginen frases del tipo “la alegría del momento de recibir el cuerpo de Cristo por primera vez”, “el orgullo de saber que seguís los preceptos de la Iglesia”, “el cambio que significa esta nueva etapa”. Puaj… ¡¿De qué estamos hablando por favorrrrr?!
¿Hace falta escribirleeeeeeee? Terrible… terrible tarea me encomendaron. ¡El chico tiene 8 años! Siento que estoy escribiendo más para las maestras que para él, que va a hacer un rollito con la carta y la va a mandar al basurero.
¿Por qué será que me tomo todo tan a pecho? Imagino lo ideal que sería que la maestra abriera la cartita y viera un “que te sea leve pibe, no creas nada de lo que te dicen”.
Y por supuesto, el evento es un sábado a las 10 de la mañana… ¡en PILAR! ¡Gracias sister!
sábado, 20 de agosto de 2011
LO INEVITABLE
Se rompió… no fue a propósito, lo juro… fue un accidente. No es creíble, lo reconozco, pero yo no tuve nada que ver…
Sí, sí… ya sé, me tengo que ordenar para contar las cosas, ¡ya va! ¡No me apure! ¡Que estoy nerviosa!
Todo comenzó cuando el Sr. G. y yo decidimos compartir techo. Se tiraron o se regalaron algunas cosas, se vendieron otras, nos apretamos un poquito, dividimos el placard (ouch) y acá estamos, felizmente “rejuntados”.
Sí, sí... ya sé... yo no aprendo... tropiezo dos veces con la misma piedra y bla bla bla... Ok, lo dejamos para otro artículo, le parece?
Por supuesto, hubo algunas concesiones. Yo acepté algunas cosas de él que no me gustaban, y él aceptó algunas mías. Sabemos, mis estimados, que más allá del amor, lo importante es la capacidad de negociación en una pareja. Si uno quiere vivir en paz, cede para que el otro ceda. Y no me venga con que lo hace por el otro. ¡Minga! ¡Lo hace para eventualmente refregárselo en la cara cuando necesite que el otro ceda! ¡Ts! ¡Vamos!
Pero me fui un poco de tema. Retomando: La concesión que nos ocupa en el día de la fecha es una fuente feng shui, de la cual el señor no quería desprenderse bajo ningún concepto. La fuentecita ésta se enchufa y cae agüita… de un cántaro a otro… entre piedritas… ¡un amor de artefacto! Dicen que hay que tener una, que trae buena energía, o serenidad, o no me acuerdo en realidad, pero para algo sirve.
La verdad es que a mí la onda feng shui, zen, reiki y similares no puede importarme menos. Era obvio que la fuentecita esa no me gustaba. El chiste eterno era que iba a sufrir un accidente, que se iba a romper, que simplemente “iba a pasar”. Bueno… ¿Van vislumbrando por donde viene el tema?
El martes vino a casa la señora que limpia, corrió un mueble y ¡ZAS! No quedo nada… pedazos de cerámica y piedritas por toda la habitación… ¡Demonios!
Corrí a internet, a mercado libre, a páginas amarillas… lo importante era conseguir una igual en cuestión de horas… Estemmm… bueno… no la conseguí. Igual, igual… no hay. Agarré “la gotita”, “fastix” y ambos a la vez. Los resultados fueron nefastos.
Lo más grave del tema es que no hubo exabruptos, ni grandes enojos, a pesar de que yo sé que la quería mucho. No solo supo lo que había pasado antes de que yo se lo dijera, sino que me soltó un: "no te preocupes, estoy en período de Nirvana, esas cosas pasan". No tengo la menor idea de que me quiso decir, pero no por la tranquilidad de su comentario me quedo más tranquila.
En síntesis, queridos lectores, no sé si el sr. G. me creyó, no sé cuánto lamentó en realidad la pérdida, pero lo importante es que tiene crédito… y nunca es bueno que el otro lo tenga… nunca se sabe cómo se lo va a querer cobrar. Temo por mi estatuita de Nefertiti, tan linda, pintada a mano… Temo por los bigotes de mi gato, eternamente amenazado… mmmm …
Me voy a investigar un poquito el tema del Nirvana y el Samsara. Me está poniendo nerviosa tanta tranquilidad. Hubiera preferido unos buenos gritos.
miércoles, 10 de agosto de 2011
EVITAME EL BESUQUEO
Cierto comentario en mi entrada anterior me hizo recordar otro temita candente en la interacción social: el saludo.
Cuando uno entra a una reunión, se espera por convención un saludo personalizado (beso en la mejilla) a cada uno de los llegados con anterioridad. El mismo comportamiento se espera cuando uno se va. Si estamos hablando de un grupo reducido (digamos, menos de diez personas), puedo llegar a hacer el esfuerzo. Ahora, ¿reunión multitudinaria?
A mi entender, señores, se trata de un exceso de besuqueo. ¿Cuál es la necesidad? Es una costumbre que francamente me inflama los ovarios. Dependiendo de la reunión es probable que no conozca a todo el mundo, con lo cual, además, voy a tener que repetir mi nombre ante cada cara nueva, recibiendo en contrapartida una seguidilla de nombres que definitivamente NO voy a recordar.
Entonces, quisiera aquí enarbolar una vez más la bandera antisocial, para defender mi costumbre de llegar y saludar con un “hola” general (mano en alto, movimientos de saludo de reina de la comparsa) y así utilizar el mismo mecanismo para mi partida.
Y aquí, estimados lectores, debo advertirles acerca de un problemita adicional: el/ la acompañante.
Si uno llega con otra persona, deberá aleccionarla convenientemente, previo a la llegada. Queda realmente mal que se ponga a saludar uno por uno, y uno no lo haga. Deberemos convencerlo/a de seguir nuestra misma línea de conducta, o definitivamente llegar separados.
Digo y repito siempre lo mismo: los que ya me conocen lamentablemente ya me aman como soy (ponele… sí… me excedí un poco con el verbo no?). Y los que no me conocen, bueno… no estoy buscando amigos nuevos, ya tengo suficientes y de los buenos, así que me parece fantástico que de movida ya te haya caído como el traste.
viernes, 5 de agosto de 2011
CHOFER DESIGNADO
Hoy quisiera reflexionar junto con ustedes, queridos lectores, acerca de un problema recurrente a nuestro alrededor. Necesito que me ayuden establecer un límite entre la “buena onda” y la “hijadeputez” ante ciertas conductas que hacen al ser social.
¡No sea impaciente! Ya redondeo el concepto…
Sabemos que los grupos de amigos se dividen entre los que tienen auto y los que no. Normalmente los que tienen auto suelen “acercar” a los que no lo tienen, luego de alguna reunión. Hasta ahí estamos de acuerdo, no vamos a ser tan garcas como para no desviarnos un poquito para evitarle un taxi a un amigo.
Ahora, estimados… ¿cuál es el límite?
Hace un tiempito fuimos con el sr. G a una cena en Hurlingham. Terminado el evento, este señor por supuesto se ofreció a llevar a algunos a sus casas. Nosotros íbamos para Capital.
Para empezar, tuvimos que meter en el auto a 4 personas y un bebé (más nosotros dos). Ya eso era un exceso. Tres de los chicos viven en Caseros, ok, los llevamos. ¿Y la cuarta? Bueno, la cuarta persona vive en Munro. No solo no nos quedaba de paso, sino que realmente nos hacía ir hasta plumas verdes para volver sobre nuestros pasos.
Digo yo, más allá del hecho de que lo único que quería yo a las 4 de la mañana era meterme en la cama, ¿por qué el que tiene auto tiene que sacrificarse por el resto? ¿No hay un límite? Yo pienso que en ese caso, si yo estuviera sin auto, declinaría amablemente el ofrecimiento y me tomaría un taxi. ¡Se me caería la cara! ¡Esta chica nunca dudó!
¿Cuál es el comportamiento correcto digo yo? El mensaje con sabor amargo que me queda es “tenés auto, jodete y llévame”. ¿Y cómo es que si no me ofrezco a llevarte a Pilar, para después volver a Capital o me niego a hacerlo quedo como una reverenda porquería?
Y by the way, mejor ni hablemos de viajes largos compartidos… como mínimo espero que se ofrezcan a pagar peajes o nafta. No importa si yo no acepto, pero ofrécete!!!!
Los dejo entonces con este temita comprometido de la semana. Reflexionen…
¡No sea impaciente! Ya redondeo el concepto…
Sabemos que los grupos de amigos se dividen entre los que tienen auto y los que no. Normalmente los que tienen auto suelen “acercar” a los que no lo tienen, luego de alguna reunión. Hasta ahí estamos de acuerdo, no vamos a ser tan garcas como para no desviarnos un poquito para evitarle un taxi a un amigo.
Ahora, estimados… ¿cuál es el límite?
Hace un tiempito fuimos con el sr. G a una cena en Hurlingham. Terminado el evento, este señor por supuesto se ofreció a llevar a algunos a sus casas. Nosotros íbamos para Capital.
Para empezar, tuvimos que meter en el auto a 4 personas y un bebé (más nosotros dos). Ya eso era un exceso. Tres de los chicos viven en Caseros, ok, los llevamos. ¿Y la cuarta? Bueno, la cuarta persona vive en Munro. No solo no nos quedaba de paso, sino que realmente nos hacía ir hasta plumas verdes para volver sobre nuestros pasos.
Digo yo, más allá del hecho de que lo único que quería yo a las 4 de la mañana era meterme en la cama, ¿por qué el que tiene auto tiene que sacrificarse por el resto? ¿No hay un límite? Yo pienso que en ese caso, si yo estuviera sin auto, declinaría amablemente el ofrecimiento y me tomaría un taxi. ¡Se me caería la cara! ¡Esta chica nunca dudó!
¿Cuál es el comportamiento correcto digo yo? El mensaje con sabor amargo que me queda es “tenés auto, jodete y llévame”. ¿Y cómo es que si no me ofrezco a llevarte a Pilar, para después volver a Capital o me niego a hacerlo quedo como una reverenda porquería?
Y by the way, mejor ni hablemos de viajes largos compartidos… como mínimo espero que se ofrezcan a pagar peajes o nafta. No importa si yo no acepto, pero ofrécete!!!!
Los dejo entonces con este temita comprometido de la semana. Reflexionen…
miércoles, 3 de agosto de 2011
NUEVO ANIVERSARIO
Tanto stress, tanto trabajo asociado con este temita de hacerme la joven empresaria exitosa que me olvidé....
¿Usted quiere saber que pasó? Ocurre que al mejor estilo masculino, he cometido el sacrilegio de olvidar mi propio aniversario en la blogósfera. HORROR! VERGÜENZA!
Si señores, hace ya dos años que intento darle algo de continuidad a este espacio.
Es evidente que las ganas y la inspiración que me acompañaron en un principio ya casi no pueden vislumbrarse. Confieso que los artículos que considero medianamente buenos, divertidos e irónicos fueron escritos los primeros meses, allá lejos, cuando nadie me leía. Estoy considerando seriamente repetirlos, ahora que cuento con un mínimo pero estable grupo de comentaristas. Uno se debe a su público y definitivamente juega para la tribuna.
Por otro lado, debo reconocer que la búsqueda de comentarios cuando comencé a escribir hizo que cometiera el error de contarles a amigos y parientes acerca de este espacio, quitándome ahora oportunidad de escribir sobre ellos, a riesgo de despertar odios y/o crisis irreversibles. Y puedo asegurarles que tengo relatos muy jugosos… He intentado darles una forma ambigua como para que nadie se haga cargo, pero es difícil y peligroso.
En síntesis: Solo me queda dejarles una frase célebre de Al Pacino en “El abogado del diablo”, con la que hoy me siento identificada:
VANITY, MY FAVOURITE SIN
Y me voy a festejar mis dos añitos por aquí. Sabemos que cualquier oportunidad es buena para brindar. Salú!
viernes, 29 de julio de 2011
CHANTAJES
En esta entrega, voy a contarles un cuentito digno de debate:
Resulta que Juancito (sorete consumado) logró a través de los años posicionarse más que bien en su rubro y estar a cargo de la comercialización de un producto único en el mercado.
Pepito le compraba regularmente, a pesar del desprecio mutuo que existía, el producto le era necesario. Sin embargo, cuando la empresa de Pepito se fue al tacho, se dio el lujo de dejarle un muerto y no pagar. Las venganzas se comen en plato frío dicen.
Ocurre señores, que acá entra en escena Juanita.
Juanita trabajó durante muchos años para Pepito. Tantos años, que su nombre estaba asociado a esa empresa, por más que fuera una mera empleada. Cuando Pepito se retiró por causas de fuerza mayor, Juanita tomó la posta y se abrió por su cuenta. Una muy buena oportunidad sin dudas.
Sin embargo (siempre hay un “pero”), Juancito (que no es ningún boludo) no estaba dispuesto a absorber el muertito que le había dejado Pepito. Qué mejor idea entonces, que endosárselo a Juanita, que recién arrancaba.
El dilema de Juanita es claro: heredó sin dudas el desprecio a Juancito, detesta soberanamente agachar la cabeza y aceptar el chantaje, pero a la vez necesita lamentablemente el producto que ofrece Juancito. No debería, bajo ningún concepto, tener que hacerse cargo de una deuda que no le corresponde, pero a la vez, negarse a pagarla le implica no poder contar con ese maldito producto que no tiene igual en el mercado. Lindo cuadro, no?
Si Juanita pudiera, agarraría una 45 y la descargaría con satisfacción sobre la cabeza de Juancito. Pero no puede.
Juanita está furiosa señores, y cuando eso ocurre, le cuesta ser inteligente para negociar. Se le nublan los sentidos.
Juanita va a intentar respirar hondo y calmarse durante el fin de semana. Durante su vida, siempre le funcionó el “siéntate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”. Espera con ansias que se siga cumpliendo…
miércoles, 6 de julio de 2011
LEÑA DEL ARBOL CAIDO
Esta frase fue utilizada repetidamente por mi ex jefe, en cuanto notó que sus “pecadillos” le hicieron perder una empresa, y que sus ex empleadas se llevaron los restos suficientes como para armar una nueva.
“C´é la vie”, pensaba yo, agregando por lo bajo un “no creo que dejes de hacer eso que te llevó tras las rejas… todo tiene sus consecuencias”.
Y aquí estamos, meses después de los eventos, intentando superar la burocracia argentina y arrancar como se debe.
Cuatro mujeres (dos socias, dos empleadas), un monoambiente (y bueno, empezamos modestamente, no me mire así). Usted pensará: esto no puede terminar bien. Pero sí, debo decirle que nos llevamos maravillosamente, a pesar de ser diametralmente diferentes.
Volviendo al título del artículo, debo confesar que fue increíble como las aves de rapiña no tardaron un segundo en aparecer, luego de que la historia se hizo pública en el ambiente. Competidores, gente con la que nos hemos sacado los ojos por conseguir o robar clientes, me llamaban o me escribían (todo sonrisas e hipocrecía) para saber que iba a hacer yo con la cartera de clientes. Ja! Se me ríen las medias! Qué les hace pensar que voy a ir justamente a entregárselas a ellos?!?!?! A cambio de que?? Suckers! Olvidenlo! Me di el gusto de decirles secamente “nos vemos en la próxima feria, escritorio frente a escritorio”. A llorar al puerto!
QUE SOMOS? TIBURONESSSSSSSSSS!!!!
FREEDOM!!!!!!!
PD: Sí, ya sé, soy una “pichi” al lado de estas alimañas, pero vamos a intentar que no se den cuenta jeje
lunes, 30 de mayo de 2011
EL TITO Y LA BEBA
He mencionado con anterioridad las características del prototipo de la pareja Argentina que viajaba a Miami en la época del 2 x 1. Adecuandose a los tiempos que corren, el Tito y la Beba ahora viajan a Brasil.
Considerando la importancia de mi salud mental, decidí, tomarme una semanita en Buzios para recargar pilas. Y ahí estaba, acompañándonos, la pareja infaltable.
Esta gente es fácilmente reconocible, aquí unos breves tips:
• Comprarán en el Free Shop… a la ida y a la vuelta!!! No importa que sea obvio que ya los precios no son convenientes. Ellos necesitan consumir.
• Estarán parados, haciendo fila para embarcar, aún antes de que anuncien el embarque. Les habrán explicado que el hecho de tener asiento asignado significa que NADIE se va a sentar en su lugar??? Vaya uno a saber.
• Aplaudirán cuando el avión aterrice.
• Inmediatamente se pararán, apurándose para sacar el equipaje de mano, aún antes de que se haya abierto la puerta del avión. Es IMPORTANTISIMO salir primero.
• Una vez en la posada/ hotel, se sentarán a desayunar a las 8 am, mate en mano, y se levantaran alrededor de las 10, cuando ya estén seguros de que no hay NADA más para comer/tomar. Harán también sándwiches que ocultarán en el bolso, para ahorrarse el posterior almuerzo. Vergüenza…
• Buscarán charla, solo para explicarle a uno que las excursiones que tomaron ellos fueron mejores, más baratas y que el paquete también fue más barato.
• El Tito vestirá joggineta en el hotel. La Beba se destacará por sus pelos semi platinados largos, secos y con frizz.
No se puede equivocar. Ni bien los visualice, enfile para el otro lado.
miércoles, 11 de mayo de 2011
CANSANCIO
Se acuerdan de la publicidad de “Mostanesa”? Sí sí, aquella que decía “¿para qué? Si así estamos bárbaro…”
En estos últimos días, aunque le parezca un pensamiento sumamente mediocre, muchas veces anhelo mi rutina laboral anterior.
Intento motivarme con videítos del tipo “¿Quién movió mi queso?”, escucho conferencias sobre ovejas y tigres, sobre elecciones en la vida, gente que opina que “las cosas le pasan” y gente que toma la sartén por el mango. Todo muy lindo, muy didáctico, muy movilizador. Pero yo estoy estresada, y sumamente cansada.
Además, soy ansiosa… MUY ansiosa… y esta espera para cada paso que damos con este nuevo emprendimiento me está quemando el cerebro. Es como un curso zen acelerado para mí, y claramente no sirvo para eso.
Pasaron ya 4 meses desde que unos pecadillos importantes llevaron a mi ex jefe tras las rejas, y un mes y pico desde que sus dolares lo sacaron de allí. Fueron meses de decisiones, de nervios, de cambios.
Usted seguramente opinará que no debería tener nada de que quejarme, que es una buena oportunidad para mi futuro, que deje de ser mojarrita y aprenda a ser tiburón (CARAJO).
Sí sí… tiene razón señor opinólogo! Pero la realidad diaria es que cada mañana viajo a mi (ex?) oficina con dolor de estómago, el ambiente cuando llega él es irrespirable y las negociaciones son interminables.
Básicamente, necesito paz mental, quiero terminar con este limbo intermedio y lograr viajar diariamente a MI oficina, sentarme en MI escritorio y no tener que verle la cara a ese señor nunca más. ¿Será mucho pedir?
Sí, ya sé… tengo que esperar… ok. ¿Me pasas el Alplax?
lunes, 18 de abril de 2011
PAREZCO INTELIGENTE, PERO NO SE DEJE ENGAÑAR
Domingo a la tarde. G y yo decidimos ir al cine. Hacía rato que veniamos pensando en llevar a mis sobrinos a ver “Río”. La verdad es que representan una excusa excelente para ir a ver ese tipo de películas. No tengo idea si les interesa o no, debo confesar, pero claramente ese no es el punto.
De todas formas, y lamentablemente , no se dio la ocasión, así que allá fuimos a verla de todas formas sin la compañía de las adorables pequeñas bestias.
No estoy intentando justificarme de antemano, pero abro aquí un parentesis para hacerles saber que yo estaba con un resfrío importante, y drogada con Decidex.
Una vez compradas las entradas, G. insistió con que yo tenía que probar cierto cuadradito de naranja del Mc Café. No entiendo muy bien esa manía de la gente, de tratar de cambiar mi perfectamente comprensible rechazo hacia todo lo que tiene que ver con Mc Donald´s. Lo cierto es que uno tiene que probar para aseverar que algo no le gusta, y además el tema ya se estaba volviendo más insoportable que mi insistencia en reventarle al susodicho los granitos/ puntos negros. (pueden creer que el sorete se me resiste?!?!?!?)
En fin, para terminar con el debate fuimos a comprar los benditos cuadraditos. La chiquita del mostrador (muy sonriente ella) nos informo con mucha soltura que no había café. O sea, a ver si te entiendo nena… no hay café en el Mc Café?!?!?!?!? Por qué mejor no me decis que no tenes ganas de trabajar?!?!?!
Respiré hondo, compré los malditos cuadraditos y decidí que era una buena ocasión para probar el café de Starbucks (al que también me vengo negando).
G. buscó un asiento, y me dijo que fuera yo a comprarlos, ya que había muchas opciones y yo tenía que verlas para elegir. Me encargó un cappuccino con dulce de leche. Maldito... creo que fue una confabulación desde el principio…
Cabe destacar que el negocio era un mundo de gente, apiñandose cerca de la caja y en el area de entrega. Leí rapidamente la lista de opciones, sin entender ni la mitad (que carajo es Mocha??? Y Macchiato???), mareada y chorreando moco. Me llegó el turno, la gente se impacientaba, y yo no había encontrado la opción solicitada ni tenía muy claro que quería yo. Resultado? Asocié cappuccino con frappuccino (que fue lo más parecido que vi con opción de dulce de leche) y pedí dos. Creo que no hace falta aclarar que recibí mi pedido con sorpresa, al notar que estaba FRIO, y me sentí la mas idiota del universo. Volví a la mesa y apoyé los vasos con malhumor, mascullando por lo bajo algún intento de explicación para mi estupidez.
Preso de un ataque de risa, G. me miró y me dijo: no ves que sos un pibe! Vos de preguntar ni hablar no? Cualquier otra mina se hubiera quedado preguntando CADA UNA de las opciones!
La verdad, un caballero, yo en su caso hubiera apelado a un típico “a veces sos tan rubia!”
By the way, ese Frappuccino parecía más un milk shake que otra cosa, y me quedé si saber realmente que gusto tiene el café de Starbucks.
Me voy a estudiar bien la página web con las explicaciones de cada uno… otra vez no me agarran… CATZO!
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