lunes, 1 de octubre de 2012

CRIA


Con el correr de los años fui elaborando todo tipo de respuestas bizarras para la pregunta “¿y vos para cuándo?”, realizada por cualquier fémina de turno, generalmente ante la innegable tendencia de mi hermana a tenerlos… en demasía.

  La secuencia “lo que pasa es que no puedo tener hijos. Intenté adoptar, pero no pude. Después me quise suicidar, pero tampoco pude” viene resultando. No solo me divierte horrores, sino que la persona en cuestión termina deseando no haber dicho nada.

 Tenemos por otro lado, la cantidad de comentarios no menos llamativos, a mi eterno “no quiero tener hijos”. Definiciones como “rara” y “única” suelen aplicarse a mi persona, junto con claras miradas de desaprobación ante mi falta de respeto hacia los dictámenes de la sociedad.

 Evidentemente mi actitud ofende a la mayoría de las orgullosas madres, algo que no me quita el sueño en lo más mínimo. De hecho, espero con ansias las reacciones de la gente.

 Sin embargo, la razón de esta entrada es hacerles llegar a ustedes, queridos lectores, el mejor comentario recibido en años. Una asociación de ideas digna de una cabecita en crisis neuronal sin dudas. Y lo peor del caso es que salió de boca de un hombre.

 Luego de expresar mi resolución de no ser madre en una charla el fin de semana, el señor en cuestión me miró, primero me dijo “rara”, se quedó pensando, y acto seguido vomitó “pero… ¿te gustan las mujeres?”

Por un lado, creo que el hecho de ser lesbiana no cancela las ganas de ser madre. Por otro lado… no sé… no hay otro lado… la gente tiene problemas, o yo me cruzo con los peores especímenes escupidos por la raza humana.

 También me dijeron una vez que tener un gato es de lesbiana.¿Me están queriendo decir algo? ¿Debería cambiar mi orientación sexual?

 ¿Y si mejor me dejan ser feliz?